26.11.15

CHAKRAS


NATURALEZA DE LOS CHAKRAS.


Chakra es una palabra sánscrita que significa círculo o rueda. Una definición más correcta sería remolino, cruce o vórtice de dos corrientes, y en su concepción mística original se refiere a  la conciencia descendente de Shiva y la energía ascendente de Shakti.  
También podemos entenderla desde una perspectiva cuántica (vinculada a los saltos de la energía, tanto en la emisión como en la recepción), ya que los chakras generan, acumulan, transforman y distribuyen energía, incluyendo el intercambio entre el microcosmos individual y el macrocosmos de la totalidad.
La comprensión de los chakras no puede limitarse a lo racional, ya que en todo caso la capacidad de la razón es una de las partes que alimenta, y la razón no está para excluir lo que no comprende o asume. Por tanto, si queremos integrar su significado debemos hacerlo desde una percepción abierta a las sensaciones de la experiencia.
La consistencia de los chakras es vibracional, como lo son la luz, el sonido y toda aquella propagación de ondas elásticas que produce deformaciones y tensiones, contracciones y expansiones, recepciones y emisiones. Siendo así, estamos hablando de que los chakras participan activamente en todas las funciones físicas y en cada célula, ya que cada una de ellas depende directa e indirectamente de alguna actividad vibracional. Estamos hablando de que los chakras participan activamente en la producción -condicionada por la particularidad de cada Sinergia- de los pensamientos y las emociones, así como de la somatización consecuente de los pensamientos y las emociones sobre el cuerpo. Estamos hablando de que los chakras participan activamente en la recepción y en la emisión de ondas electromagnéticas medioambientales o no medioambientales, fuentes de energía artificial, y en cualquier conexión que exista entre el mundo espiritual y el ser humano.
Por tanto, los chakras participan en todo aquel movimiento producido en la naturaleza humana o que repercuta de alguna manera en la naturaleza humana, ya que la vibración precede a cualquier movimiento que exista.
Por tanto si relacionamos los chakras con las actividades vibracionales de cada ser humano, podemos entender que cada chakra es un flujo de vibraciones situadas en un área concreta del ser humano, por lo que hay tantos chakras como áreas definidas. A su vez se interconectan entre sí siguiendo unos patrones concretos.
Como toda complejidad encierra una simplicidad, y viceversa, vamos a caminar desde la simplicidad y comprenderemos la maravillosa vida de los chakras.
La realización del ser humano requiere de consolidar las necesidades primarias e ir creciendo progresivamente hasta alcanzar la autorrealización. En cierta manera, podemos encontrar un paralelismo con este criterio de Maslow y esta primera fase de comprensión de los chakras que trata del DESARROLLO Y EVOLUCIÓN DE LA PERSONA:
-LLEGO. Nacimiento. Existo aquí y ahora, fruto de una genética y un karma (Cielo anterior) que nace en un momento dado de la historia, en una sociedad y situación concreta. El inicio de la vida, la materialización de una vida que pre-cursa tendencias higiodinámicas y tendencias del comportamiento. Por ahora solo se existe, y es fundamental mantener esa existencia.
-ESTOY. Identificación. Ocupamos una posición concreta en nuestro entorno, construyéndonos entre estudios, posibilidades del destino, oficios, intereses propios o ajenos. Lo que nos lleva a relacionarnos con determinadas personas y a definir que nos gusta o que no; nos lleva a que nuestro nombre y apellidos sea igual a un perfil o manera en la que nos ven y valoran.
-GESTIONO. Tenemos un mayor o menor nivel de reflexión y de decisión que define nuestro criterio y como encauzarlo; sentimos la fuerza de lo que nos atrae y lo defendemos, así como la repulsa de lo que no queremos y lo alejamos. Dentro de nosotros sentimos un entremezclado –a veces confuso- de emociones y pensamientos, tanto en las situaciones que necesitamos digerir como en las que deseamos desarrollar, y en las que decidimos mantener.
-SIENTO. Vibramos en el sentimiento. El Amor surge y se expresa a través de la sensibilidad, de la compasión y del gozo, generando un estado de bienestar o de dolor que va más allá de los conceptos e ideas, sintiendo la comunión o la separación con los demás a través de una sensación indescriptible de gozo, frustración o dolor.
-TRANSFORMO. Cada criterio, cada sensación, cada relación tiene la percepción y el tratamiento que el ego hace de ella. La transformación hacia una nueva percepción y tratamiento no condicionado da como fruto un mayor acercamiento, una mayor presencia del Ser. Así como podemos transformar las ideas en palabras expresadas con las que pulir su comprensión, podemos trasformar las contrariedades en aprendizaje a través del entendimiento. De esta forma comienza la transformación, la metamorfosis.
-PERCIBO. Las situaciones de la vida, sean cual sean, se pueden percibir desde el ego que se siente agredido o desde la Lucidez que emana la aceptación serena. Esto depende de la redención alcanzada sobre los estados anteriores.
-SOY. Tomamos Conciencia de un@ mismo más allá de los límites de nuestro cuerpo, de nuestros pensamientos y emociones, de nuestros criterios condicionados, y podemos vivir en la “Conciencia Espiritual que Yo Soy”.

Llego, estoy, gestiono, siento, transformo, percibo, soy. Esta secuencia es igual en cualquier actividad de la vida, desde el comienzo de algo hasta su realización, desde lo básico a lo más sofisticado, en la vida personal, en la social y en la laboral. Y cuando no se alcanzan todas estas partes en alguna actividad es que algo no funciona, no se finaliza, o genera sufrimientos, contradicciones y rupturas.
En cada una de las partes de esta secuencia podríamos hablar de una energía asociada, de una predisposición o estado tanto físico como anímico; es como si la realidad que vivimos en ese momento es la que corresponde a esa parte de la secuencia, hasta tal punto que –como iremos viendo- cada una de estas partes tiene una gran afinidad con unas actividades glandulares, higiodinámicas y del carácter que son concretas.
Asociamos cada una de las partes descritas a cada uno de los siete chakras. A su vez, en cada uno de los chakras se produce un encuentro entre los serpeantes yin y yang (ida y pingala) sobre un canal central (Sushumna), como si el resultado de la frecuencia energética del chakra dependiera de la compensación y volumen energético que se produce en ese encuentro entre yin y yang. Debemos recordar que yin y yang son los extremos compensatorios que requiere el estado de Tao, y que en el caso de los chakras le corresponde al “pasivo Yin: el sentido o concepto evolutivo o teoría de lo correcto para redimir esa parte de la vida”, y al “activo Yang: la acción o el hacer conforme a esos propios principios de lo correcto para la vida”. El resultado del equilibrio entre yin y yang sobre el aspecto concreto de la vida en esa parte refleja la armonía del chakra correspondiente en el lugar que le corresponde de Sushumna.
Sushumna está situado en el centro del cuerpo, delante de la columna vertebral, formando un canal recto que va desde el perineo hasta la fontanela. En él se asienta cada uno de los chakras, aunque éstos desprenden su luminosa energía más allá del cuerpo físico, pudiendo llegar a fusionarse algunas partes entre ellos cuando el volumen energético es elevado.
Por tanto, el “trabajo consciente sobre el sentido de la vida” es fundamental para la armonización de los chakras. Así como lo es la interdependencia entre todos los aspectos o partes descritas anteriormente como “partes de la secuencia”, ya que si alguno de los aspectos no se equilibran o redimen tanto en su yin como en su yang impedirá la evolución de otros. Para esta tarea de redención es fundamental contemplar conscientemente en cada aspecto qué grado de influencia tiene el ego y qué grado de actividad tiene el Ser.
El ego influye, contrae o excede la expansión natural de cada chakra.
El trabajo consciente descontrae y regula la expansión natural de cada chakra.
 Los resultados del trabajo consciente invitan a la participación del Ser.
El Ser se activa e irradia cuando recibe esa invitación desde el libre albedrío.
Por tanto, hablar de chakras armonizados es sinónimo de redimir cada aspecto de nuestra vida y vivir conforme a la voluntad de la presencia Divina, la cual podría resumirse así -en su máxima- sobre cada uno de los aspectos/chakras:
-Acepto plenamente mi llegada a la vida. Vivo en mí.
-Mi identidad es la que corresponde en el Plan Divino. Vivo mi destino.
-Mis criterios y mi voluntad de hacer están en armonía entre sí y libre de los condicionamientos del ego, desde el observador liberado de juicios y apegos.
-Soy consciente de la pureza del Amor en mi sensibilidad, en mi actitud compasiva y en mi gozo interior, absolutamente libre de las compensaciones.
-Vivo cada situación desde el entendimiento necesario para redimirla. Mi idioma es la palabra sagrada, en mis expresiones y en mis silencios.
-Todo lo percibo en conexión con la Luz de mi esencia que hace resplandecer la verdad no condicionada.
-Me entrego plenamente a la Presencia Divina que está en mí y la irradio en todos mis momentos, viviéndola en cada sensación, en mi mundo y en mis asuntos.

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